Saturday, February 28, 2009

desde el hilo

intuición del no se nada
lo que importa,
no debería estar ahí,
burbuja
las bocas de todos los arboles,
el murmullo,
las manos en el agua,
los colores,
las ventanas,
cualquier augurio
bajo la lluvia,
hoy, entre palabra y palabra
es circulo.
recorrido furioso
de tratar de entender
conversaciones a los gritos,
sonidos que son otras palabras
o al reves.
tanta intensidad,
saberse vivo,
los rincones
donde ellos escriben,
principio y fin
mutaciones abruptas.
increíbles bostezos
de media tarde,
atributos centrados
pero mas que nada
sospecha
lo secreto bailando,
la intuición es memoria,
olvido para traer del viaje
encarnación del recuerdo
un gesto,
una linea,
combinaciones.
distintos niveles.
es impalpable
el ocaso.

Wednesday, February 25, 2009

“…el camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del valle de la oscuridad, pues ese es el verdadero guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos. Y les aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos. Y tú sabrás que mi nombre es Yavéh, cuando caiga mi venganza sobre ti.!”

- La famosa frase de Jules Winnfield (inerpretado por Samuel L. Jackson), en Pulp Fiction

Tóxico cinco: entra, lo mira y se pregunta ¿cuan tóxico puede realmente ser?

No es casualidad. Los nombres me persiguen y los hombres que me gustan siempre tienen las mismas características. Ante todo, y más allá de cualquier otro rasgo definitorio, son tóxicos hasta la médula. Y yo, una y otra vez, voy y meto, o dejo que se metan. Me empapo, me enamoro y des-enamoro con cada palabra nueva o vieja, con cada hilo de coherencia o saliva compartido. Voy, una y otra vez, hacia el núcleo latente de eso que me hace mal con la esperanza ciega de que por una vez la realidad no esté escrita. Siempre me encuentro mirándome al espejo alguna madrugada, incomoda por el colchón, por los ruidos, por la presencia de ese cuerpo que me es extraño y conocido a la vez. Me miro y me pregunto quien soy yo, y quién es la persona con quien estoy durmiendo.

Otras veces, las más entretenidas y dolorosas, y cuando más se pone en juego mi palabra y mi deseo, no me animo a sentenciar la toxicidad del otro. Me miro en su espejo una madrugada y sólo pregunto: ¿cuán tóxico puede realmente ser? Y ahí sí, definitivamente, me pierdo contenta en ese colchón incomodo, en esos ruidos que nunca escuche antes, me acoplo al cuerpo del otro y me hago una con él y con la posible toxicidad que contiene su existencia. Como si entre sueños le dijera: intoxicame, que está bien. Sí, ahí sí, estoy perdida y sin salida.

Amargo o dulce, o una mezcla de los dos, como le gusta a él, el devenir empieza a desgajarse ante mi cuerpo como una nube de impaciencia, de palpitaciones extrañas, de dolor, vergüenza, y sueños cortos dónde siempre está él haciéndome alguna pregunta extraña, desmedida, fuera de tiempo, de lugar y de forma. Amargo o dulce, se desenrolla el devenir.

Y me someto a la duda, la gran duda incontestable, acerca de su toxicidad y el efecto –permanente o momentáneo- que podría llegar a tener en mi cuerpo. Lo tóxico empieza a crepitar con las llamadas sin contestar, con las excusas, con las palabras no dichas y con las dichas demasiadas veces. Crepita y la miro subirse a mis pies. Y aunque me devore la curiosidad, o las ganas de salir corriendo, me duermo todas las noches haciendo un corte transversal y casi perverso entre pulp y nine inch nails (por el que más de uno me querría asesinar):

You are the drink i should have never drunk, you are the cut that makes me hide my face, you are the needle in my vein, you are de bullet in the gun, you are all the things i cannot hide, and I am the sex that you provide, I am denial, guilt and fear, and I control you. Oh well, you know what I mean. I've done this before and I will do it again. Menos mal que sólo somos amigos.

“…el camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del valle de la oscuridad, pues ese es el verdadero guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos. Y les aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos. Y tú sabrás que mi nombre es Yavéh, cuando caiga mi venganza sobre ti.!”

- La famosa frase de Jules Winnfield (inerpretado por Samuel L. Jackson), en Pulp Fiction

Tuesday, February 10, 2009

el vientre y la trampa

Bien entre el vientre y la trampa del espejo coagulado
entre la forma de afuera de los saltos y las millardas de imagen
interna pululante,
si entre eso y el silencio hay un Paso
un silencio desmedido que figura:
si el sonido es una meta
si la palabra es una busqueda
si Bien entre el vientre y la trampa
hay dos pasos perdidos anclados mirandose de reojo a los cuerpos prendidos sutiles
desde la carne y mas adentro en el nucleo acaramelado
si hay incitación a que
todo pulse y vibre como en cada momento prendido

y si estamos
entre el vientre y la trampa
a un paso, mero paso, click de reaccion
fichas elocuentes, un baile
si hay una mera instancia
entre lo infinito
un silenciar
un segundo de eco
reverbera la palabra
al oido
y pulsa, pulsamos, vibramos atentos
en una atención desmedida que solo la
nolocalidad puede darnos en este rato
si hay
un impulso desmedido
una
sutileza mas alla de las sutilezas
el sIlencio las conoce, portadora
las lleva con ellas
en pasos
en manos mojadas y retumba, retumba
si hay
pulso dirigido
hay molecula que estalla
si hay momento que se vuelve
a un paso de distancia, conciencia
unificada
pero disolviendose
y el ansia
entonces vibra
y calma

y si
estan
encendidas

y si de un–
fuego
y una–
seguridad

Si entonces algo es ventilado cae en vias de que se lo coma la bestia invisible en una de sus jodidas proezas
(de arriba)
(en el punto medio del cerebro)

recibiendo el linaje guardado
entre sueños bostezos despertar
momentos-eco segundos hundidos
vida constante interminable

ancestros moleculares

ahora tambien
en el neuroespacio

y entre un
paso
tambien
del eco
de la garganta y el vientre
inevitables

vuelvase todo noche
reverberante